Cada día al despuntar el alba,
mi cuerpo cansado se niega a levantarse,
iniciando una lucha que rara vez gana.
Mi mente cansadabusca un motivo al que asirse,
un motivo por el cual despertar,
un motivo por el que soñar.
Mis ojos doloridos y llenos de perpetuas lágrimas,
miran con desgano el escaso horizonte
que mi ventana enmarca mezquinamente,
cerrándome posibilidades,
alienándome.
Mis manos casi no perciben el mundo a su alrededor,
no hay caricias, no hay toques,
no hay apretones de manos,
no hay abrazos,
sólo un eterno vacío.
Mis pies no saben por dónde van,
ciegos a cualquier obstáculo,
avanzan sin parar,
tratando de escapar al destino que mi mente percibe.
Y no estás, como siempre, no estás.
Yamila
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