martes, 12 de diciembre de 2006

Fanfic: Star Wars, "El Espejo del tiempo 2"



Cuando llegaron al planeta Naboo, Ramly no podía dejar de maravillarse ante la belleza que éste presentaba. Sus enormes praderas verdes, los bosques, la naturaleza en esplendor, la ciudad Theed enclavada entre toda esa belleza eran un espectáculo inolvidable. Al bajar de la nave, fueron recibidos por el Capitán Panaka, quien comandaba una pequeña comitiva. Saludó afectuosamente a Obi-Wan y al pequeño Anakin. El maestro jedi hizo las presentaciones, y Ramly fue aceptada como parte del grupo embajador de Coruscant. Panaka los guió hacia el salón del trono donde la Reina Amidala los esperaba.

La construcción de piedra impactó a Ramly. Recordaba algunas de las ruinas que había visitado, cuando acompañó a Luke en la búsqueda de algunas reliquias jedi. Pero su sorpresa no duró mucho. Pronto llegaron a un gran salón en el que una joven vestida magníficamente y rodeada por sus cinco doncellas, esperaba. Obi-Wan hizo una leve reverencia, lo mismo que toda la comitiva.

-Bienvenidos, Maestro Kenobi, Anakin -la joven jedi observó aquel rostro imperturbable y enteramente blanco. La reina la miró y luego agregó- bienvenida.
-Reina Amidala, ella es Ramly Arem, una joven jedi que se dirige a Coruscant. Me tomé la libertad de traerla con nosotros antes de llevarla ante el Consejo Jedi -intervino Obi-Wan.
-Si es jedi y está bajo tu protección, bienvenida sea. Ahora mis doncellas los llevarán a sus habitaciones. Antes de reunirme con ustedes debo tratar un asunto muy importante con el jefe Nass -Obi-Wan hizo una reverencia. Anakin y Ramly lo imitaron, y siguieron a las doncellas. Obi-Wan se acercó a la joven.
-¿Sorprendida? -Ah... sí, sí, la reina proyecta un escudo casi impenetrable, pero creo que es una persona amable... una niña tras esa máscara -dijo Ramly en voz baja.
-Tu instinto es más certero que el nuestro, Ramly.
-¿Ah, sí? -Ya lo sabrás. -Pero... -Ramly calló. No quería pasar por una curiosa sin límites, así que no preguntó más. Sin embargo, las palabras de Obi-Wan quedaron rondando en su cabeza. Suspiró. Estaba ansiosa por adaptarse a ese nuevo tiempo, pero también sentía cierta frustración al no poder hablar abiertamente de su situación.

Ramly descansaba cómodamente sobre la mullida cama de su habitación. Quería dormir, pero la curiosidad por saber más del lugar en que se encontraba, y la preocupación por su futuro no se lo permitieron. De pronto, escuchó que llamaban a la puerta. Se levantó sin ganas. Al abrirla, vio a Anakin que esperaba tranquilamente. Se saludaron, ella lo invitó a pasar.

Conversaron acerca de la impresión que Ramly se había llevado al ser presentada a la Reina y llegar a tan hermoso planeta. La joven preguntó cómo la habían conocido. Anakin le contó el ya pasado episodio de la guerra entre la Federación de Comercio y Naboo, hacía un tiempo. De paso, también le contó acerca de cómo llegó a ser discípulo de Obi-Wan, junto con la aparición de un extraño tatuado de rojo y negro que peleaba contra los jedis, y quien fue el asesino del maestro Qui-Gon Jinn. Ramly puso toda su atención al relato del niño, más tarde le preguntaría a Obi-Wan otros detalles.

-¿Quieres conocer a una amiga?- la invitación de Anakin entusiasmó a Ramly.
-Pero, ¿no debes reunirte primero con la Reina Amidala?
-Ella está muy ocupada, así que tenemos tiempo. Ven -Anakin la tomó de la mano, ella lo siguió.

Recorrieron varios pasillos del palacio hasta llegar a un jardín en el que estaba una joven vestida con un sencillo traje blanco. Al verlos, la joven sonrió y los invitó a acercarse.

-Ella es mi amiga Padmé -le dijo a Ramly. Luego, agregó- Padmé, ella es Ramly Arem, una jedi como mi maestro.
-Bienvenida a Naboo. Me disculpo por la Reina. Es delicado mantener la paz, pero hasta ahora, los Naboo y los Gunganos estamos de acuerdo en todo... o casi todo. Pero eso no importa ahora. Anakin me dijo que estabas buscando un nuevo maestro jedi.
-Así es -la joven se sintió a sus anchas, la confianza que Padmé proyectaba la tranquilizó un poco-. Perdí el mío hace un tiempo. Creo que la Fuerza me guió hasta Obi-Wan, y estoy ansiosa por llegar a Coruscant y aprender más de la disciplina jedi... aún me falta mucho -Ramly tenía muchos deseos de hablar con la Reina, averiguar lo más posible acerca de la llamada Federación de Comercio, el Senado de la República, y todo detalle que le permitiera entender por qué y cómo el Imperio logró imponerse.

Mientras las jóvenes y Anakin conversaban, un Gungano se acercaba. Su caminar al estilo de un ave, despreocupado, llamaba la atención de la gente de palacio con quienes se encontró. Y como ya sabían de su fama de torpe, se apartaban rápidamente de su camino.

-¡Anakin, Padmé! Misa sentirse felisi de verlos -el ser cara de pato corrió hacia ellos. Ramly no podía explicarse cómo el Gungano corría sin caerse, ya que sus pies parecían enormes zapatos pesados. Sonrió-. ¿Tusa ser amiga dellos? -le preguntó el ser al reparar en la jedi. Anakin se adelantó.
-Ella es mi amiga Ramly Arem -le respondió el niño. Luego, mirando a Ramly dijo -él es Jar Jar Binks.
-Tusa ser muy bonita -ella agradeció con una sonrisa. Padmé lo invitó a sentarse.
-¿Qué noticias traes? -preguntó la joven. Jar Jar movió su cabeza, tal como un ave. Mientras hablaba, agitaba las manos, para darle más credibilidad a sus palabras.
-Jefe Nass y Reina Amidala irán a planeta Coruscant -Ramly lo interrumpió.
- ¿Coruscant? ¿Por qué irán allá? -miró a Padmé.
-El jefe de los Gunganos, Nass, ha pedido a nuestra reina que lo lleve ante el Senado de la República, para pedir que un Gungano sea aceptado como Senador y así tener una representación real de su raza en el gobierno central. Desde hace unos meses que las conversaciones se han llevado a cabo, pero por fin llegaron al acuerdo. ¿Cuándo partirán? -preguntó a Jar Jar.
-Misa saber que mañana. -Bien, entonces será después del festival.
-¿Festival? -preguntó Ramly.
-Mañana la reina y el jefe Nass firmarán la paz en forma oficial, por lo que creo tendremos mucho tiempo para conversar -rió Padmé, dirigiéndose a Ramly. Ella asintió, pero en su mente los pensamientos se le agolpaban, confundiéndola un poco. "Coruscant... el Senado de la República... El Consejo Jedi... si sólo pudiera contarle a Luke todo lo que estoy viviendo, supongo que no me creería. Ésta es una gran oportunidad". De pronto, su atención se desvió hacia una persona que se acercaba. Era Obi-Wan. Saludó a todos con una leve reverencia, y pidió a Ramly que lo acompañara, porque debía conversar seriamente con ella. Ella accedió de inmediato, y se disculpó ante sus nuevos amigos por dejarlos.

Obi-Wan la interrogó largamente acerca de su entrenamiento jedi. Ella midió cada una de sus palabras, evitando revelar algo que pudiera delatar su extraña llegada hasta esa época. Argumentó que su maestro decidió enseñarle, cuando ella era una adolescente. Obi-Wan replicó que era muy extraño que el entrenamiento hubiese empezado tan tarde, pero el comentario no pasó más allá. Le pidió que demostrara cuán buena jedi era. Ramly hizo levitar algunos objetos, moviéndolos de un lugar a otro, leyó los pensamientos que Obi-Wan le transmitió por vía telepática, e incluso hizo un corto ejercicio de clarividencia del pasado. Aunque pareció satisfecho, Obi-Wan le pidió ver su sable de luz. Ramly se lo mostró. Nuevamente hizo un comentario acerca de lo extraño de ese sable, además de preguntarle si era ella su constructora.

-Lamentablemente no. Mi maestro me entregó este sable, pero no pudo enseñarme cómo se construía -se sintió avergonzada. Él la miró divertido.
-No debes sentirte mal por esto. En Coruscant podrás pedir que se te instruya en la construcción de sables, pero ahora me gustaría medir tu habilidad en una lucha -Ramly retrocedió un paso. Si el hombre que estaba frente a ella hubiese sido un imperial, la pelea ya habría terminado, pero no era esa la situación. Estaba frente a un maestro jedi, de quien había escuchado elogiosos comentarios y la propuesta le parecía bastante desigual, porque ella sentía que su habilidad estaba muy por debajo de Obi-Wan. Pero otra parte de su ser la empujó a aceptar el reto. Si se negaba, sería una verdadera vergüenza para ella, su maestro y su familia. Además, no podría soportar que Obi-Wan pensara que no era una jedi comprometida. Esto era lo que más la molestaba... y lo que más la sorprendría. ¿Por qué tanta preocupación por lo que pensara él?
-De acuerdo -fue su respuesta. Casi al mismo tiempo encendieron sus sables, adoptando cada uno la postura de guardia más adecuada. Obi-Wan fue el primero en atacar. Lanzó un golpe directo, de frente, obligando a Ramly a detenerlo como pudiera. Una y otra vez repitió el ejercicio, la joven sólo se defendía, no encontrando la oportunidad de atacar.
-Usa la Fuerza, deja que tus instintos fluyan, no pienses, siente -las palabras de Obi-Wan poco a poco hicieron su efecto. Atacó desde un costado, luego de apartar el sable de su rival. Giró sobre sí misma, sorprendiendo a Obi-Wan, quien logró detenerlo a tiempo. Pero la concentración no duró mucho tiempo. Algunas visiones de su época distrajeron a Ramly. Con un certero golpe, el joven maestro jedi hizo volar su sable de luz. Ella se sintió avergonzada-. Mi joven amiga, no bajes la guardia, eso puede costarte la vida, junto con acabar también con la de tus protegidos. La Fuerza es poderosa, pero debes mantenerte en armonía con ella o todo lo que sabes servirá de nada. Vamos a descansar, me has demostrado que eres capaz de usar bien el sable de luz, pero debes aprender a controlarte aún más -ella asintió en silencio-. No te apenes, pues el encuentro de hoy ha significado un paso más en el aprendizaje de la disciplina Jedi. Ve a descansar, mañana partiremos temprano hacia Coruscant, después del festival -ella sonrió levemente e hizo ademán de decir algo más, pero se arrepintió. Quería hablar con alguien acerca de su insólita situación, pero la prudencia le dictaba callar.

A la mañana siguiente, toda la ciudad despertó agitada. Muy temprano habían llegado las delegaciones desde Coruscant, con el Canciller Palpatine y los miembros del Consejo Jedi. Obi-Wan presentó a la joven ante los Jedis, quienes la observaron con mucho interés, pero sin hacerle preguntas. Ramly se sintió intimidada por ellos, pero al mismo tiempo acogida. Estaba con su familia.

En la plaza de la celebración, Ramly vio la gran cantidad de público agolpado observando. Una delegación Gungan se acercaba trayendo al Jefe Nass. Acompañado por música, vítores y canciones, el jefe gungan se acercó al lugar en que esperaba la reina Amidala, quien usaba un hermoso vestido blanco, junto a Obi-Wan, Anakin, los miembros del Consejo Jedi, cortesanos de Naboo y autoridades de la República. El jefe Nass recibió de manos de Amidala una bola brillante, la que levantó en alto proclamando la paz entre los pueblos de Naboo.

Ramly observó a Anakin y la Reina. Percibió entre ellos una conexión especial, y nuevamente las visiones la asaltaron. Vio a Amidala junto a un guapo joven, primero rodeados por una fuerte luz, la que luego dio paso a una oscuridad total. Ramly se apartó de la celebración, buscando un lugar solitario donde descansar y apartar las imágenes de su mente. Respiró profundo. El futuro la asustaba y detestaba cada vez que las visiones aparecían. Se cubrió la cara con las manos y sollozó.

Obi-Wan sintió la pena y el desconcierto en Ramly. Al no verla junto a él, miró hacia todos lados muy preocupado. Se alejó de Amidala y los demás, buscándola. Por fin la encontró arrodillada en un rincón, sollozando. Conmovido, se acercó a ella.

-¿Qué sucede? -preguntó con voz suave. Ella apartó las manos de su rostro muy asustada. A quien menos quería preocupar en esos momentos era a aquel maestro, pero él ya estaba ahí. Avergonzada, se secó las lágrimas.
-Nada, sólo... sentí nostalgia... -¿Nostalgia? -comentó él, levantando una ceja. Ella tragó saliva. ¿Qué más podría decir?
-Las enseñanzas jedi nos dicen que debemos dejar ir lo que amamos. No debes aferrarte a tus sentimientos ni pensamientos, debes vivir. No sientas nostalgia, Ramly. Vamos, ven conmigo, la celebración recién comienza.
-De acuerdo... -respondió ella, no muy convencida. Suspiró y sonrió. La nueva vida que se le presentaba se estaba convirtiendo en un verdadero problema, pero si quería aprender de ella, debería seguir los consejos de Obi-Wan. Al ir hacia la plaza, se toparon con Anakin, quien la miró extrañado y preocupado. Sin decir palabras, la tomó de la mano y caminó junto a ella y al maestro. Ramly se sintió aliviada al ver que podía contar con el niño y con Obi-Wan en momentos confusos y difíciles como aquél.

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